22 marzo 2010

Desde el Avernum

De entre la constelación ociosa de videojuegos, mis preferidos son los de rol o RPG, y en particular aquellos nacidos a la sombra del insuperable Diablo 2.

He jugado -o más propiamente “habitado”- Warcraft III, Torchligth, Fate, Sacred Gold, Baldurs Gate, Neverwinter Nights, Din’s Curse, Kivi's Underworld y Freedom Force, aunque este último es más bien otro cantar.

Por lo general, estos artilugios del ocio suelen entretenerme durante algunos días o semanas pero al fin y al cabo termino extirpándolos de las entrañas de mi mac. Salvo Freedom Force que es un delirante homenaje a Jack Kirby y a los cómics de la era dorada (¿o plateada?) de Marvel y salvo el Diablo 2 (les pido que se pongan de pie), al que suelo regresar con regularidad, el resto de los videojuegos me sirven solo para pasar el rato.

Total que hace algunas semanas, encontré un videojuego independiente (es decir, desarrollado al margen de las grandes compañías) que me había ahuyentado por lo francamente pinche de sus gráficos. Después de leer las buenas críticas de algunos usuarios, decidí jugarlo para desaburrirme un rato aunque sin esperar gran cosa pero -para mi mala fortuna- resulta que me enganchó como desde hacía años no lo hacía ningún otro videojuego.

Se trata de Avernum 6, del cual se puede descargar un demo muy extenso y cuyo principal mérito es sin duda el guión de su autor-escritor-programador Jeff Vogel. Se trata -en cierto sentido- de un videojuego de autor, en el que una sola mente creativa construye y decide el rumbo de su propio universo en contraposición a los grandes títulos elaborados por equipos de trabajo tan vastos que cada vez se asemejan más a los de la industria del cine.

La historia solvente y entretenida y el excelente diseño literario -por llamarle de algún modo- de los personajes hacen que, después de recorrer por un buen rato el universo de Avernum, pases por alto los diseños cuasi amateurs y el desordenado y caótico paquete gráfico.

Así, movido por el único flanco débil del juego quise hacer un homenaje a mi equipo de guerreros (Jenrrucho, Josefo Rex, Lizardo, Judas Iscariote y Ego) tal como mi mente febril los visualiza, haciendo énfasis en su personalidad y carácter.

Dibujados y coloreados Photoshop mediante, con una suite de brochas fregonsísimas que están haciendo que cada vez extrañe menos al Painter 11.


Va por ustedes, viciosos de la realidad virtual.

JQ







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