14 junio 2010

Primer corte de caja


Una pausa en el camino indicó que mi destino era blogear y blogear

Hará cosa de un mes que los erguidos miembros que conformamos este discreto bastión de creación gráfica decidimos hacer un alto en la de por sí pausada dinámica creativa para hacer un primer corte de caja (negra).

A ocho meses de su nacimiento, la caja prieta fue objeto del feroz escrutinio de sus erectos miembros y el balance resultó del modo siguiente:

La impronta semi-bohemia con la que nos reuníamos a dibujar se agotó muy rápidamente, nuestra carencia crónica de sentido lúdico y la ausencia de ocio productivo -característica envidiable de otros grupos y colegas- degeneró en el desanimo suficiente como para pensar más de tres veces antes de publicar cada post.

Entre güeva, azote y precariedad económica nos preguntábamos si no era una frivolidad dibujar por dibujar, si no estábamos entrando en una dinámica acrítica de auto consumo propia de los ciudadanos de la dizque aldea global, si no nos estábamos evadiendo de la cruenta realidad mexicana a través de gráficos que no ponen el dedo en la llaga sino en el botón de pausa y -en resumen- si tenía sentido continuar con este proyecto tan humilde como ambicioso.

Sin embargo, a pesar de nuestras dudas y remilgos seguíamos creyendo en la utilidad del trabajo en equipo, en las bondades discursivas de la ilustración (esa hija medio ramerona del dibujo); y seguíamos creyendo que la historieta no tiene la culpa, sino quien la hace web cómic.

A ocho meses de su enunciado, todavía suscribíamos cada unos de los puntos del Manifiesto de la caja de color serio, a pesar de nosotros mismos y de nuestra incapacidad para ponerlos en práctica.


De alquimias, voces críticas y coros

Fue por la intermediación de David Manrrique que entramos en contacto con Miguel Badillo y el equipo editorial de Contralinea (una de las revistas políticas más duras e influyentes y -hoy por hoy- la más golpeada por el sistema de poder). Luego de una breve charla y algunas semanas de incertidumbre recibimos la llamada del jefe de redacción para concretar la honorable invitación a colaborar en la revista.

La presencia semanal que recién inauguramos, además de dar nuevo cause y brío a este proyecto colectivo, representa una gran oportunidad para aplicar la tesis que sostuvimos desde el primer post: la ilustración puede ser una herramienta de enlace con la realidad, de representación emotiva de ideas complejas y -al cabo- una forma estética de auto conocimiento.

En fin, que la formalidad de este compromiso nos puede dar el tono muscular necesario para nutrir de ilustraciones a la revista y al blog mismo.

Pero esto no ha hecho mas que empezar.

En medio de un país que se desmadra (y lamento desde lo más profundo de mi corazón que esto no sea sólo una metáfora); esta coyuntura nos permite enlazar nuestro oficio con un proyecto editorial valiente, valioso y necesario (cebollazo patrocinado por la Caja Obscura); es un verdadero honor que la alquimia del trabajo nos permita integrarnos a la voz crítica de los periodistas y reporteros de Contralínea, así sea haciendo coros.


Desde un rincón de la Del Valle (todavía)

JQ